Que es la donación de órganos?

La interpretación gramatical de una palabra o un conjunto de palabras que denota una acción es un hecho puramente razonado, el interlocutor actuante es la razón, pero me parece que a las personas lo que nos importa es el significado traducido en sentimiento, que es lo que nos hace sentir. Es ese sentir el motor que me impulsa hoy a dibujar estas palabras que describen esos sentimientos, al menos mis sentimientos. Si entendemos que SIN DONACION NO HAY TRANSPLANTE podemos llegar a ver que importante es la donación de órganos, que fuerza que adquiere el verbo “donar”, si estamos de acuerdo en que el verbo expresa una acción, el estado o la existencia de una persona en un tiempo definido en relación al momento de su enunciación, podemos llegar a sentir que la donación es: “un autentico acto de amor”, ya que es el “dar” sin esperar nada a cambio, esto me hace recordar a un hecho acontecido: una periodista italiana viaja a Calcuta para entrevistar a la Madre Teresa y la encuentra bañando a un leproso con su enfermedad en estado avanzado, cuando ve la situación se siente tan conmovida que le dice, “Yo no lo haría ni por un millón de dólares” y la Madre Teresa le responde, “Yo tampoco, lo hago por amor”, creo que en esta anécdota queda resumida la inmensidad del verbo “donar”, “dar”. Si por un momento podemos lograr desvestir al verbo “dar-donar” de su interpretación racional y por un instante dejamos expandir en la mente, en el espacio, en la inmensidad de su significado, lograremos ver la gran donación de amor que podemos dar al prójimo, a un prójimo totalmente desconocido, anónimo, que llevara una parte nuestra que ya no es nuestra, que es de él, que es en definitiva de la “vida”. En esta sociedad, en este mundo, donde vamos heredando una tendencia a ahorrar no solo bienes materiales si no también sentimientos, la donación de órganos puede trascender nuestra vida , nuestra muerte, es el poder que tenemos de generar vida mas allá de la procreación tradicional. La vida me ha puesto en este lugar, trato de no buscar culpables, de no quedar “atado” a lo que paso o a lo que pudo haber sido y no fue, pongo mis energías y mi esperanza en lo que estoy viviendo y en lo que puedo vivir, la historia o los hechos acontecidos no se pueden cambiar lo que si podemos cambiar es la perspectiva nuestra sobre esos hechos, por eso aplico el dicho popular: “No lloremos sobre la leche derramada, y agrego, pongamos atención en la próxima hervida. Puedo decir con propiedad, por que lo sentí en carne y conciencia propia, que el agradecimiento infinito que llega a tener un trasplantado hacia el acto de donación, hacia la persona o las personas que decidieron ese acto es intransferible pero necesito que sea expresable para que por lo menos estas humildes palabras puedan llegar a alguien, que queden al menos en el espacio, en un papel, en una mente, en un sentimiento, en una reflexión, que por lo menos queden. He comprobado que el trasplante en estos momentos ME PERMITE VIVIR EN VEZ DE MANTENERME VIVO y hoy en una comunión entre mi “cuerpo viejo y mi cuerpo nuevo” se me ocurre agregar algo a la frase al principio mencionada: SIN DONACION NO HAY TRASPLANTE, SIN TRASPLANTE NO HAY VIDA
Un trasplantado.
28.11.1957 / 02.2010
S.M.