El trasplante es un tratamiento médico complejo. Permite que órganos, tejidos o células de una persona puedan reemplazar órganos, tejidos o células enfermos de otra persona.
Esta seria la definición por diccionario o la mas aceptada académicamente y estoy de acuerdo desde un punto de vista gramatical. Pero yo que he pasado por la experiencia del trasplante puedo asegurar que los seres humanos somos mucho mas que definiciones, somos un compendio de razón, lógica, sentimientos , emociones, miedos, incertidumbre.
Es por eso que acepto en parte la definición mas arriba citada, pero creo que las personas que han pasado por un trasplante pueden llegar a aportar mucho más a la definición de referencia.
Madrugada de aquel dia de Febrero de 2010, 01:33 suena mi celular e interrumpe mi sueño, identifico el número entrante y la voz que me habla, calma , amistosa, contenedora, humana y profesional. El momento llego, solo 50 km me separan de un hígado nuevo, una nueva vida, solo 50 km en este largo trayecto de la vida. Un tsunami de emociones se dispara en mí ser, mi interior es agitado por mareas en varias direcciones. Trato de calmarme y regular mi respiración, de bajarle revoluciones, lo consigo por momentos y en otros las agitadas olas me impregnan de adrenalina . Mi señora conduce el vehículo, a la ruta la miro pero no la veo, floto en la idea, en el instante que estoy viviendo, en lo que me espera, hasta que llega el momento en que me empiezo a dar cuenta que no tengo que luchar, que la situación ya esta ahí, que lo que tengo que hacer es dejar que fluya, que transcurra lo que tiene que transcurrir, por que aferrarnos a la resistencia del no, que esta es la oportunidad de vivir y también de morir, pero prefiero apostar a la vida, por que pensar en lo malo y no pensar en lo bueno.
Llego al hospital, mi familia me acompaña y hoy es mas familia que nunca, gente extraña pero amable me recibe , me ingresan, siento que las enfermeras se solidarizan con mi situación y sigilosamente me hacen un guiño, que con palabras mudas me dicen: “Vamos, arriba, va estar todo bien”
Llego a la sala, la puerta se abre y comienzan a entrar caras conocidas con vestimenta desconocida, están disfrazadas de “espinacas”, pero están ahí, como siempre han estado en todo el largo camino que he recorrido con esta enfermedad a cuestas, me hablan me informan lo necesario, no necesito mas, siento la comunión con ellos (con ellas, por ahora son todas mujeres, como mamas incondicionales me extienden sus brazos, y me acurruco en ellos, me entrego a su instinto maternal de protección) . Recorro los pasillos en silla de ruedas hasta mi destino: el quirófano. Mi familia como en un sequito sagrado de apoyo, contención y amor me acompaña. Llego me despido y todos nos decimos “hasta dentro de un rato”.
Estoy calmo, en mi alrededor hay mucha actividad “tranquila” las personas (anestesista, ayudantes, enfermeras, doctores, etc.) no demuestran el menor nerviosismo, me tratan entre “algodones y cotonetes”, ya estoy casi pronto, sigo calmo, un rosario entregado por mi señora es adherido con leuco a mi brazo derecho, voy desapareciendo de mi conciencia con la idea que quedo en manos de Dios, la ciencia, y el amor.
Me despierto, no se la hora, el día, desconozco hasta el lugar (es el hospital o el paraíso?) reconozco figuras humanas con vestimenta de la salud, me digo debe ser el CTI o la escenografía por lo menos es muy parecida, alguna molestia que siento me convence de que estoy aquí todavía, el regocijo que me causa ver fugazmente a mis seres queridos me termina de convencer que tengo la oportunidad de seguir luchando por esta nueva vida, que no muchos seres humanos tienen esta oportunidad que tengo que aprovecharla.
Muchas veces pensamos en determinadas situaciones que es hacer un “tramite”, lamento decir que un trasplante no es un tramite es una situación que me provoco muchos estados, peleas emocionales internas de alegría, tristeza, miedo, soledad, contención, incertidumbre, hasta confundir la conexión con mi cuerpo, etc., etc. Estamos acostumbrados en esta sociedad inmediatista a los resultados rápidos, un dolor un calmante, hambre un delivery, hemos perdido el contacto con los tiempos naturales de reparación y preparación de las cosas, nos hemos vuelto intolerantes, ansiosos, fuimos perdiendo la perspectiva del tiempo, hoy todo tiene que ser rápido, acelerado, parece que no nos dejamos tomar contacto con nuestras emociones las positivas y las otras, entendamos que no podemos extirparnos los sentimientos, los afectos que ellos son parte nuestra y son nuestros huéspedes, por eso tratemos de motivar lo que nos provoca felicidad, seamos nosotros mismos y no lo que los demás esperen que seamos , solo así podemos llegar a un estado de felicidad.
Esta situación que me toco vivir, me ha demostrado que “solos no podemos”, que a pesar de que cada uno de nosotros es un ser único e irrepetible somos también parte de un todo y que el proceso de “feedback” (retroalimentación) es quizás el motor que nos impulsa a seguir, a levantarnos ante la caída. Y les puedo asegurar que en este proceso post operatorio me caí muchas veces y tantas otras me levante con la ayuda de médicos, enfermeras, mi señora, hijos, madre, hermana, amigos, pero la decisión de seguir caminando es tuya, no le huyas pues capaz que después no hay mas opciones. El valor de un hombre no se mide por sus caídas si no por cuantas veces se levanta. Hasta he comprendido el valor de las mujeres para poder ser madres, la profundidad del dolor genuino cuando nace de las entrañas que invade cada una de tus moléculas, que llega a todas tus neuronas, pero no olvides que mientras sientas tienes vida, trata de navegar en la tormenta del dolor con la tranquilidad y la paz como guía. No es fácil, pero no es imposible, recuerda ellos pudieron, yo pude, tu podrás.
Y pienso que si Dios, la ciencia y el amor me eligieron para darme otra oportunidad no los puedo defraudar ni a ellos ni a mi mismo, que tengo la oportunidad de ser feliz cosa que en mi vida pre trasplante no pude quizás llegar a comprender, esta situación fue el momento “bisagra” para poder cerrar una puerta y abrir otra, sin olvidarme lo que hay en la otra habitación.
El pensamiento y los sentimientos expulsan están palabras que caen y se acomodan en este texto, cual es el fin, no se, quizás el de agradecer a todos los que estuvieron conmigo, el de darle valor a aquellos que están en situación pre trasplante, el de coincidir con los otros “colegas trasplantados”, el de despertar la solidaridad de la donación, pero creo que lo que menos importa es mi fin, lo que mas importa es la interpretación que pueda tener cada uno que lea esta frases, uno marca su rumbo y es totalmente libre para elegirlo.
Hoy 7 de Marzo de 2010, 19 días me separan de aquella voz en el teléfono que como un “Sol” me guio hasta aquí, con la decantación que genera el tiempo acuño esta frase: GRACIAS DONANTE, FUISTE LA VIDA MAS ALLA DE LA MUERTE.
Quiero agradecer a todos los que estuvieron y estarán conmigo en este camino, no los nombro capaz que cometo el error de olvidarme de alguno, pero ellos saben quienes son, que permanecerán como una marca indeleble en mi ser y en mi corazón. GRACIAS.
Sergio Miranda
28/11/1957 (52 años y 80 dias) febrero/2010
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Que lindas palabras Sergio. Me tocaste el corazón. Me alegro por tí y por todos tus colegas trasplantados.
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